Jueves, 1 de agosto
Amanece en Zarautz, pero por primera vez en muchos días, los ruteros y ruteras no nos despertamos con las primeras luces del alba. Hoy es día de descanso, así que la mayoría aprovechamos para dormir y roncar hasta bien entrada la mañana. A pesar de que las ampollas se acumulan en nuestros pies y algunos tenemos más contracturas que espalda, los ánimos no decaen y al despertarnos, disfrutamos de un refrescante baño en una de las mejores playas del Mar Cantábrico. Además, aprovechamos para ir a la lavandería más cercana y hacer que nuestras camisetas blancas dejen de ser marrones.
A mediodía, nos encaminamos hacia la playa de nuevo. Como somos de todo menos tranquilos, ¿qué mejor que invertir el día de descanso en tomar una intensa clase de surf? Gracias a la escuela de surf Essus, nos ajustamos el neopreno y, tabla de surf en mano, nos disponemos a surfear todo lo que nos permitiese esa playa con bandera amarilla. A pesar de que algunos ruteros tenían experiencia surfeando y otros lo intentaban por primera vez, todos aprendimos cosas nuevas y nos divertimos muchísimo. Al final de la clase todos coincidimos en lo cansados que estábamos y lo bien que nos sentó la ducha para quitarnos el salitre al acabar.
El resto del día lo empleamos en hacer turismo y conocer Zarautz. Algunos optamos por tomar el sol y visitar el restaurante de Arguiñano (desde fuera, porque lamentablemente estaba todo reservado). Otros asistieron de diversas actividades culturales, como una competición de kukaña en el puerto (juego que consiste en trepar hasta el final de un poste horizontal colocado encima del agua) y un partido de pelota vasca.
Esa noche, los miembros del comité organizador (o la #PutaOrg, como los llamamos cariñosamente) se partieron los sesos para revisar la etapa del día siguiente. Y es que nos esperaba una caminata durilla, dejando atrás el Mar Cantábrico y adentrándonos en el interior de Euskadi con destino Zizurkil. Tras la reunión diaria, nos fuimos a dormir pronto.